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miércoles, 13 de abril de 2011

Museo alpujarreño, por MªDolores Fernández Figares.

Artículo en el periódico Ideal de Granada

La Alpujarra, un pais auténtico.


Existe la creencia exagerada y utópica de que el alpujarreño, es por naturaleza un ser inteligente y sabio, definición ésta que  compartida por muchos, bien conviene matizar, por cuanto lo que    acontece es sin duda  una simple confusión con esa manera de vivir antigua, hoy extraña en el mundo moderno por autentica: la de sujetar nuestra conducta y acciones al pensamiento, y más en concreto a nuestras palabras. Es decir  ser coherentes y congruentes con nosotros mismos, esencia ésta de cualquier creación y fuente  suprema de la vitalidad humana. De ahí el que se diga, y repita, que en la Alpujarra, tiene  aún sentido la palabra, y valor su contenido, o de que se diga e insista  que en la Alpujarra todavia es posible la vida. Sólo, hace falta atender ó escuchar para aprender el ritmo. No otra cosa fue lo que hizo en los años cincuenta, el etnólogo y arqueólogo suizo Jean-Christian Spahni,  autor del libro La Alpujarra,  la andalucía secreta”, quien tras varios meses entre nosotros reconocería  haber encontrado aquí arriba, “justo al lado del cielo”, ese silencio benefactor, que tanto se parece o asemeja, a la felicidad. Muestras de ese agradecimiento y simpatía para con sus amigos los alpujarreños, lo son las siguientes lineas: “Aquellos que permanecen fieles a su pueblo; aquellos que cumple los gestos sagrados de sembrar, cortar las espigas y ventear en las eras de trigo, cantando a lo largo de la jornada; aquellos que hacen largos recorridos en medio de la noche para tocar el violín o la guitarra, para bailar y fortificar los lazos que unen los unos a los otros; aquellos que saben sufrir con la sonrisa, dar a pesar de que no tienen casi nada, y dar lo mejor de ellos mismo; esos si, solamente esos conocen el verdadero sentido de la vida. Y la generosidad entre ello se ha convertido hasta tal punto en habitual que ha dejado de ser la mayor virtud.”
Sirvanos por tanto éstas palabras cariñosas y sentidas como aviso y recomendación a los muchos visitantes y emigrantes retornados,  de que respeten y preserven, no sólo el paisaje -bellísimo-  de la Alpujarra, sino tambien el paisanaje,  la dignidad de un pueblo, al que todavía es posible oirle latir el corazón,  tesoro  éste sin el cual de poco ó nada sirven las panorámicas. Así como  sirvanos tambien para recordarles a todos, principalmente a los gobernantes, de que la solucion y porvenir de la Alpujarra , no está en llamar la atención a costa de lo que sea, o a cualquier precio, sino que hay que saber donde se pisa y lo que se hace. Por eso su salvacion, creo yo, debe pasar siempre por el conocimiento histórico y geografico, de cada uno de sus pueblos, la conservacion de sus fiestas y tradiciones, el estudio de sus costumbres mas antiguas y la rehabilitación y respeto de la vejez  como enseñantes naturales  de los más jovenes, unica manera  recuperar algún dia el orgullo, la identidad, y diferencias, que les son propias, permitiendo de esa forma frenar ó impedir el exterminio aniquilador que le amenaza .  Y es, en esa tarea ilustradora y autóctona a la que debemos aspirar y saber contagiar, al mayor número de gentes estimulando el estudio de las raices, la procedencia y origen de nuestros antepasadados, la fundación de sus pueblos, el mantenimiento y cuidado de su agricultura, y arquitectura vernácula, con especial dedicación a la recuperación de las acequias, y a un mejor conocimiento y posibilidades de las comunidades de regantes, verdadero sustrato y tejido social de comunicación y auto-gobierno. Es decir, es necesario regresar  al pasado, para recuperar la memoria del presente y poder volver a soñar con el futuro. No, no es ningún juego de palabras, es sencillamente el mecanismo de la vida. Ya lo dijo el hispanista anteriormente citado, “El desprecio del pasado -no lo olvidemos- significa el del hombre mismo y, como consecuencia, la muerte ineluctable de un pueblo”.  Miguel Ruiz de Almodóvar Sel

Siempre palpitando






martes, 12 de abril de 2011

La Sala de los Granada Venegas

Granada Hoy
Miguel Ruiz de Almodóvar Sel
La Opinion de Granada
Ideal

Ideal

Periodico de Almeria
La Opinion
La Opinion de Granada

domingo, 10 de abril de 2011

La Granada de Queipo de Llano

Un libro reciente ha puesto nuevamente sobre el tapete la  controvertida personalidad del general Queípo de Llano (1875-1951), a través de la  publicación de sus memorias de la guerra civil, todo un alarde o intento de revisión histórica, que cuenta además con un prólogo sorprendente de su nieto y Académico de la Historia José Alcalá Zamora- Queípo de Llano. El catedrático siempre remiso a hablar de su antepasado decide hacerlo ahora, con motivo de la aparición de estas memorias y entre otras cosas  para salir al paso y desmontar varias de las infamias que según él pesan sobre la figura de su abuelo, entre las que destaca  y  por lo que nos toca a los granadinos,  aquella célebre frase con que contestara al Comandante Valdés acerca de lo que debía de hacer con el detenido Federico García Lorca. “Dadle café, mucho café”, dicen que dijo el General desde Sevilla. Sin embargo para su nieto nada tuvo que ver en el asesinato del poeta,  atribuyendo éste a “oscuras fuerzas granadinas que cobardemente prefirieron luego arrojar la basura sobre quien ya no podía defenderse de sus repugnantes maniobras de distracción”. Quizás lleve razón el historiador y fuera todo una justificación postrera para eludir mayores responsabilidades o explicaciones, aunque en el fondo no pueda negarse cierta verdad a la acusación, siquiera lo sea de forma simbólica, por tratarse de la máxima representación entonces de la sublevación militar contra la República. Efectivamente durante los primeros meses de la contienda civil no existirá mas jefe, más salvador y mas héroe que el referido general, también conocido como el virrey de Andalucía, cuyo poder omnímodo era a diario expuesto desde los micrófonos de Unión Radio Sevilla en sus famosas charlas o arengas que comenzaba con el “Buenas noches, señores…” y terminaban con un arriba España. Prueba de lo que decimos es ese primer homenaje que le dedicara el pueblo de Granada en Octubre de 1936, a través del obsequio de un álbum artístico que contenía  la firma de 25.000 granadinos “como testimonio de gratitud y admiración que le rinde Granada”. Baste leer el texto del pergamino que lo encabezaba para darse cuenta de la importancia y significado que tenía por entonces Gonzalo Queípo de LLano, pese a que ya  había sido proclamado en Burgos como Jefe del Estado Francisco Franco Bahamonde. “ Al general, Queipo de Llano, Granada, cuna de la unidad de la Patria, eleva al heroico general e insigne caudillo, la más profunda expresión de gratitud, el más sincero y cumplido aplauso, a la gesta gloriosa que ha iniciado la segunda reconquista de la tierra española. A los que tan alto saben poner el nombre de la Patria.¡ Gloria imperecedera!. ¡Viva el general!”.   La idea había surgido en Sevilla, y Granada no quiso ser menos de ahí que durante unos días se expusieran en los almacenes la Paz los pliegos para ser firmados por todos los interesados al propio tiempo que se exhibían en uno de sus escaparates el referido pergamino y la cubierta del álbum, mientras que desde la prensa se compelía a  todos a que acudieran a estampar su firma: “¡Mujeres granadinas: con vosotros deben acudir hoy vuestros maridos e hijos a firmar en el Álbum que  Granada ofrece al salvador de esta región!”.   Se trataba como decíamos de un obsequio eminentemente artístico, de ahí la imprescindible colaboración de los socios artistas del Centro Artístico, a iniciativa del  delegado de la autoridad militar para las cuestiones de arte Fidel Fernández Martínez. Toda una representación de primeros espadas de la pintura granadina quienes aportaron sus acuarelas, dibujos y pequeños óleos como acompañamiento a esos millares de firmas de granadinos: Gabriel Morcillo, Nicolás Prados López, Francisco Vergara Reyes, Garrido del Castillo,  José Carazo, Eugenio Gómez Mir, Marino Antequera, Ocaña, Francisco Carrasco Díaz, Piñar Rocha, Sanchez Solá,  Rafael Latorre, Vergara (padre), Maldonado, Joaquin Urbano, Jose Ruiz de Almodóvar, Miguel Horques, Merino Vílchez,  Emilio Orozco Diaz  y  Emilio González Sánchez.Una veintena de obras de arte que estaban encuadernadas por unas  tapas de cuero repujado y policromado, donde José Vázquez Parras, había reproducido el cuadro de Pradilla, “La rendición de Granada”, rodeado de una vista de la Alhambra, la imagen de la Virgen de las Angustias, y el escudo de Granada. Todas ellas junto a las insignias de “Españoles Patriotas”, Falange Española, Defensa Armada y “Pérez del Pulgar”, con los escudos de Granada y España, quedaban  encerradas en una artística caja de madera tallada, estilo Renacimiento, con herrajes forjados.Así llegado el día y con el visto bueno por el resultado obtenido del Gobernador Militar, salió la Comisión organizadora en tren hacia Sevilla, en compañía de una numerosa representación de granadinos compuesta por un grupo de flechas junto a su banda de música, así como una sección de Españoles Patriotas, al mando del alférez señor Gallego Burín, y el jefe de dicha milicia señor Palacios. También acudió una pequeña representación del Requeté de Granada.La entrega oficial tendría lugar el domingo 18 de octubre de 1936 poco después de la once de la mañana, en la residencia del general jefe del Ejército del Sur, quien tras un cambio de saludos “tuvo frases de agradecimiento para sus visitantes, haciendo resaltar el alto espíritu patriótico que siempre ha distinguido a Granada, así como su valiosa cooperación y ardor en la heroica labor de salvar a España de las garras del marxismo”. Escrito por Miguel Ruiz de Almodóvar Sel

Gonzalo Queipo de Llano

Artículo aparecido en La Opinión de Granada
La Opinión

martes, 5 de abril de 2011

Títeres en el Archivo-Museo.

No pudimos hacerlo en el Gallinero, y lo montamos en el jardin, en cualquier caso un gran éxito de público y una bonita excusa para enseñar el museo a los niños.

Miguel Ruiz de Almodóvar, presenta el espectáculo
Una buena introducción es un buen augurio
Buena entrada de público
Grandes y mayores disfrutaron de lo lindo
Entrada gratuita
Con suma atención

Al fondo la bodega lagar del Archivo-Museo