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miércoles, 23 de marzo de 2011

En la casa de Brenan, en Fondales, con Antonio Ramos.

“García Lorca dijo que un español muerto está más muerto que ninguna otra persona. Y ello es porque tiene más vida que perder”.(Gerald Brenan).

Se trata Fondales -creánme- de un pueblo único, de una belleza plástica total, radiante de sencillez, hecho para ser habitado sólo por elegidos de Dios. Emparentado polítícamente con Mecina, y Mecinilla pertenecen todos ellos a la Tahá de Pitres, formada además de con éste último, con Capilerilla, Ferreirola, y Atalbéitar. Se trata nuestro pueblo o aldea de un trozo de la Alpujarra eterna y soñada por los artistas y escritores románticos, síntesis de la que fue toda ella entera, y apenas hoy reconocible. Entre sus numerosos “tinaos”, rebosantes de felicidad, como jardines privados, callejas empinadas y tortuosas,  la vida parece estancada en un remanso de paz, sólo alterado a lo lejos por el monótono lamento de un serrucho, que con ritmo y esfuerzo melancólico toca  allá en lo hondo, un viejo carpintero. Luego traspasando los umbrales de un perro gritón  de ojos brillantes y fieros, nos acercamos hasta la orilla del rio, para ver su famoso puente, que por antiguo llaman romano. Tambien desde allí  puede uno continuar su aventura a través de veredas y caminos reales, llamados “escarihuelas”, que nos llevarán al descubrimiento de restos históricos,  como aljibes morunos, y múltiples molinos harineros. Pero nosotros en cambio preferimos regresar sobre nuestros pasos, y volver al pueblo, tras la pista del último refugio de Brenan en la Alpujarra, su casa en Fondales. Para ello nos ayudamos del libro “Ciega en Granada”, donde su autor, el periodista Antonio Ramos Espejo, nos explica  y aclara los últimos rastros alpujarreños del hispanista británico, partiendo del sentir lacónico de uno de sus amigos de Yegen, quien le confiesa entristecido:  “don Gerardo no ha vuelto. No le he visto más. Se que ha venido muchas veces a la Alpujarra, pero no a Yegen. Porque él se compró una casa, con Lynda, en Mecina Fondales, por ahí por Pitres..…Aunque es aquí, en Yegen, en donde a él le hubiera gustado poner otra vez su casa.”  Efectivamente, con 80 años y recién muerta  su esposa, Brenan sintió vivos deseos de abandonarlo todo y regresar a la Alpujarra, como hiciera la primera vez, pero cambiando de sitio. El citado periodista nos lo confirma cuando escribe: “su deseado retorno a Yegen le parecía imposible. Pero necesitaba respirar el aire de aquellas montañas cubiertas de nieve. En Mecina-Fondales, un escondido pueblo alpujarreño, a 52 kilómetros de Yegen en dirección a Orgiva, el escritor encuentra una casa, casi metida en el barranco del rio Trevélez, donde pasa algunos veranos desde 1977”. Allí vivirá después y desde entonces de forma habitual su albacea, la poetisa recientemente fallecida Lynda Nicholson, con su marido el pintor sueco Lars Pranger, más conocido por Lázaro y sus  hijos, como  tantos y tantos otros escritores, pintores, artesanos o músicos, que de forma casi anónima pueblan y habitan estos lugares, convirtiéndose sin quererlo o saberlo, -por su estilo de vida, inquietudes artísticas, respeto y relaciones con el medio ambiente, en verdaderos salvadores, garantía  y salvaguarda de ésta hermosa tierra alpujarreña, aparte de principales impulsores y promotores de la cultura, y solidaridad entre los pueblos. Fdo. Miguel Ruiz de Almodóvar Sel. Móvil: 689-112336.
                                     
Con Antonio Ramos en Fondales

Antonio Ramos, delante de la casa de Brenan

El periodista y estudioso de Brenan Antonio Ramos Espejo

En la puerta de la casa


Entrada al pueblo

Vista desde la casa

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